Publicado en Crónica Jalisco
Durante los últimos días se han ventilado al interior del Instituto Electoral dos visiones sobre lo que debe ser este importante organismo pilar de la democracia en Jalisco, una consiste en la absurda lógica del reparto de cuotas y la intromisión de los partidos políticos en la vida interna de la institución y la otra la expongo a continuación:
1. El Instituto que queremos no es un botín político, es un instituto libre e independiente en el que los partidos políticos no meten las manos, tal como lo propone la nueva reforma electoral al establecer que los consejeros de los Institutos estatales son designados por el INE a través de concurso y no por los diputados.
2. El Instituto que queremos es autónomo del poder ejecutivo y del legislativo y cuenta con una partida presupuestal establecida en la ley para no sujetarse a cabildeos con los partidos políticos.
3. El Instituto que queremos tiene personal permanente profesionalizado en la materia que cambia y se promueve de acuerdo a su desempeño y no con el cambio de los consejeros.
4. El Instituto que queremos designa a sus directores a través de concursos transparentes en los que el conocimiento y la experiencia determinan quienes ingresan y permanecen en la institución, además de contar con el apoyo de diversas instituciones educativas, sociales y empresariales para participar en dichos procesos de selección.
Adicional a lo anterior el Instituto que queremos promueve de manera permanente una cultura por la participación ciudadana, la educación cívica, la paridad de género y la no discriminación con el apoyo de las universidades, organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación.
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